lunes, 23 de junio de 2014

AMBIVALENCIA- D. A. VASQUEZ RIVERO.


AMBIVALENCIA


¿Amarme? ¿Resulta posible?
A mí, que no valgo siquiera
el talco vistiendo polillas
o el polvo en lejanas estrellas.
Si el bardo me llama "ceniza"
y el lego "aserrín de madera",
me tienen por sal de marisma
u oculta pavesa en la hoguera.

Ayer, que me amaba, ella dijo,
su frase me ahoga y me eleva.
¡No puedo sentir que soy menos
teniendo su amor como prenda!
¿Mi orgullo no es dulce veneno
si al verme las manos le tiemblan?
Si cuando me llenan sus besos
me siento espartano en la guerra.

No es cierto. ¡Parece increíble!
A mí, que no valgo ni menos
que el calcio en mi humana costilla
o el humo fragante de incienso,
aquel que fundido a la brisa
de algún congregante y su rezo
se vuelve en la cúpula trizas
igual que el dolor del confeso.

Pensándolo bien, sí me ama,
por eso su trono es mi cuerpo
y solo prodiga su encanto
y oído al trovar de mis versos.
Responden sus hombros al llanto,
mi risa es motivo en su aliento.
Por esto venérame tanto:
le oficio de esclavo y de dueño.

Hermosa... ¿Seguro me has visto?
Si apenas soy huella en la arena
propensa a morir en orillas,
colmada de espuma y marea.
"Espora..."- me han dicho en la trilla,
"... Vé y busca tu yerma condena
o acepta del sol la caricia
ya que eres rocío en pradera."

¡No puedo, no debo y no quiero
perder nuevamente esta prueba!
Cediendo al sutil laberinto
de dicotomías perversas,
que encuentra en mi duda cobijo
y contra el querer se subleva.
Un "te amo" enigmático dijo,
su frase me ahoga y me eleva.

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