martes, 2 de septiembre de 2014

NEB-JEPERU-RA- D. A. VASQUEZ RIVERO



NEB-JEPERU-RA


I
VANITAS


¿Torcido sueño? ¿Espejismo?
Los cuatro muros que habito
se expanden hasta el abismo
supremo del infinito.

Las lámparas se derriten
en una espesa jalea.
Los libros en el armario
 me obligan a que los lea.

¡Señor! ¿Qué me está pasando?
¿Tan fuerte es el opio rosa?
Me siento vapor liviano,
me elevo sobre las cosas.

Inflado, voy rebotando 
sinuoso en la trayectoria
hasta que al fin me revienta
la llama de palmatoria.

Me achato. Caigo en un valle.
El gran desierto es la escena.
Camino por cierta senda
de ardientes, blancas arenas.

A cada lado se elevan
en fila enormes palmeras
y pareciera su fronda
hundirse al fondo en laderas.

Me freno, alguien me empuja.
Lo quiero ver, no me deja.
Pretendo irme ¡No puedo!
Así que sigo, sin quejas.

Perdida, bajo ondulada
ceniza de dinastías,
encuentro la entrada a un reino
que en otro tiempo existía.

Abierta la puerta, piso
un mar de ratas y cráneos.
La oscura fuerza me lleva 
al corazón subterráneo.

¡Colmado está el hipogeo
de espléndidas maravillas:
cuchillos y bumeranes,
carruajes reales, sillas!

Y ciento treinta bastones
y taparrabos de lino.
 En un costado ordenadas,
esbeltas jarras de vino.

Me sigue empujando el guía
que me acompaña y no veo.
Él dice: "Mira a tu izquierda."
Lo hago y... ¡No me lo creo!

Bañado en oro portando
el nemes de cobra y buitre
un féretro guarda al joven
varón de cuerpo salitre.

Sobre su pecho, trazada
distingo la crux ansata.
¿Un sol y un escarabajo?
¡De Tutankamón se trata!

Debajo del áureo cuerpo
que apresa fusta y cayado
descansa un capullo hueco 
más pálido, descarnado.

¿Será que su Ka retiene
por dentro aún palpitando?
¿Y si despierta o se mueve, 
o si me ve profanando?

Tal vez lo ha llevado Anubis
a responder por sus vicios
ante la pluma de Osiris
en la balanza del juicio.

De todos modos, se encuentra
provisto por los mortales
de mágicos elementos
que compensarán sus males.

En el vendaje que bajo
sarcófago lo amortaja
se engarzan los amuletos,
las inscripciones y alhajas.

Hay cuatrocientos ushebtis
dispuestos a hincar la azada,
a trabajar por su dueño
si falta le es imputada.

Pero... ¿Quién es la desnuda
mujer que deja las sombras?
Como una virgen, me quiebra,
como una fiera, me asombra.

II
RITO

Se acerca al momificado
flotando sobre alacranes
y alrededor de la tumba
coloca unos talismanes.

Es evidente su angustia,
mirarla me da tristeza:
Desconsolada lo llora,
enardecida lo besa.

Se enjuga su amargo llanto,
retrocediendo de nuevo
hasta unos vasos canopos
que yacen igual que huevos.

Con calma ceremoniosa,
vacía los recipientes
y lleva al vientre del muerto
las vísceras pestilentes.

Alzando al cielo las manos
recita salmos antiguos.
Quiero escapar  y quedarme
-mi sentimiento es ambiguo-.

La estática de ultratumba
comienza a ganar potencia.
Del suelo brota la niebla;
del techo, cierta presencia.

Prestando atención diviso,
cayendo como en racimos,
tarántulas y gusanos
que a describir no me animo.

La hermosa mujer se agacha
y ordena con ademanes
que el féretro por completo
recubran sus alacranes.

Del techo las alimañas
también su dádiva entregan
y un jugo fosforescente
sobre la momia segregan.

La arena de todo el sitio
se vuelva roja, viscosa.
¡Es sangre que se destila
por entre nichos y losas!

El féretro está temblando
movido con las palabras
de la mujer que en su trance
realiza danzas macabras.

Me enervan el aire tenso,
los cánticos y gemidos.
Tambores y panderetas
repican en mis oídos.

Sin previo aviso, me ciega
un disco de luz radiante,
de cuya fuente desciende
el alma de un gobernante.

La fémina va y lo invita
a entrar en el descarnado.
No pasan ni dos segundos...
¡El rey ha resucitado!

Se para junto a su amada
que lo recibe sonriente.
La toma por la cintura,
la besa fervientemente.

¿Qué tiene el rey en la mano?
No logro ver. Estoy lejos.
Me muevo un poco más cerca,
mi previo escondite dejo.

Ya estoy llegando, ya llego,
Lo puedo ver si me elevo.
¿Acaso tiene una daga?
¡Oh, no! ¡Me empujan de nuevo!

La oscura fuerza me arroja
a pasos del matrimonio.
 Me miran idiotizados
sus vástagos y demonios.

III
FINAL

El faraón enloquece
con un puñal me señala.
Ordena que, de inmediato,
mi sangre riegue la sala.

Me paro de un salto y corro
gritando desesperado.
Me siguen miles de arañas
y escarabajos dorados.

¡Que laberinto más grande!
¿Por dónde tomo el camino?
¡No puede ser que esto pase!
¡La muerte no es mi destino!

Elijo. Sigo corriendo
mi esfuerzo pide pulmones.
Detrás de mí serpentea
el piélago de escorpiones.

Un pozo ciego delante
cercena mis esperanzas.
Volver resulta imposible,
el poco aliento no alcanza.

¿Qué hago? ¿Salto o no salto?
 Son muchos... ¡Son demasiados!
No tengo escape, me tienen
rodeado por todos lados.

Al trote vienen las ratas.
El pozo hierve en pirañas.
Tejiendo trampas de tela
y en formación veo arañas.

Un escorpión toma impulso,
saltando clava su anzuelo.
Me paralizo, tropiezo
y me retuerzo en el suelo.

¡Ay! ¡Cómo duele, Dios mío!
Mi savia ya coagulada.
¡Me están cortando por dentro
con hojas desafiladas!

¡Malditas, vengan ahora,
soy un manjar suculento!
¡Acaben con las cuchillas
que causan mi sufrimiento!

Me invaden los estertores,
el mundo es un manto negro.
Soy vaporoso, liviano,
volando me desintegro.

Despierto. Miro mi cuerpo.
Tendido estoy en la silla.
En humo y brasa de pipa,
se mueren las pesadillas.

lunes, 23 de junio de 2014

AMBIVALENCIA- D. A. VASQUEZ RIVERO.


AMBIVALENCIA


¿Amarme? ¿Resulta posible?
A mí, que no valgo siquiera
el talco vistiendo polillas
o el polvo en lejanas estrellas.
Si el bardo me llama "ceniza"
y el lego "aserrín de madera",
me tienen por sal de marisma
u oculta pavesa en la hoguera.

Ayer, que me amaba, ella dijo,
su frase me ahoga y me eleva.
¡No puedo sentir que soy menos
teniendo su amor como prenda!
¿Mi orgullo no es dulce veneno
si al verme las manos le tiemblan?
Si cuando me llenan sus besos
me siento espartano en la guerra.

No es cierto. ¡Parece increíble!
A mí, que no valgo ni menos
que el calcio en mi humana costilla
o el humo fragante de incienso,
aquel que fundido a la brisa
de algún congregante y su rezo
se vuelve en la cúpula trizas
igual que el dolor del confeso.

Pensándolo bien, sí me ama,
por eso su trono es mi cuerpo
y solo prodiga su encanto
y oído al trovar de mis versos.
Responden sus hombros al llanto,
mi risa es motivo en su aliento.
Por esto venérame tanto:
le oficio de esclavo y de dueño.

Hermosa... ¿Seguro me has visto?
Si apenas soy huella en la arena
propensa a morir en orillas,
colmada de espuma y marea.
"Espora..."- me han dicho en la trilla,
"... Vé y busca tu yerma condena
o acepta del sol la caricia
ya que eres rocío en pradera."

¡No puedo, no debo y no quiero
perder nuevamente esta prueba!
Cediendo al sutil laberinto
de dicotomías perversas,
que encuentra en mi duda cobijo
y contra el querer se subleva.
Un "te amo" enigmático dijo,
su frase me ahoga y me eleva.

domingo, 8 de junio de 2014

RETRIBUCIÓN- (OVILLEJO)- D. A. VASQUEZ RIVERO.



Retribución

¿Espíritu en vuelo suave?
El ave.

Virtuoso... ¿nace o se hace?
Se hace.

¿Descanso al cual ha venido?
Su nido.

Refrán del hombre fornido
que en su trabajo celebra:
"De a poco, hebra por hebra,
el ave se hace su nido."


Basado en el proverbio francés que dice: 
"Petit à petit, l'oiseau fait son nid.": Poco a poco, el pájaro hace su nido.

MARISMA- (DÉCIMA ESPINELA)- D. A. VASQUEZ RIVERO





MARISMA

No creo exista en el plinto
de las virtudes supremas
mayor afluencia de emblemas
que en la mujer cuyo instinto
le otorga el don variopinto
de ser cuanto el alma exija:
en el capricho ser hija
y madre ser en consejo,
gloriosa novia en cortejo
y amiga en rubia sortija.


viernes, 6 de junio de 2014

NONA- D. A. VASQUEZ RIVERO.




NONA


Como a las dos de la tarde...
¿Que digo dos? Dos y media,
un tibio sopor me asedia
con su murmullo de cuna.
Cascabeleando se aúna
al cante de la cigarra,
verruga o tara en la parra
que con su aletear impele
el vago aroma que huele
a borra de sueño en jarra.

Sopor que llega a mi mesa
cubierta en mantel de goma,
allí donde se desploma
el trapo y la lavandina
sorbiendo la sacarina
que atrae a una mosca verde,
porque ella también se pierde
entre el dulzor de la siesta
(festón de domingo en fiesta,
bostezo que al habla muerde).

Sé bien que a aquella cigarra
la mosca el rabel le envidia
y sé que en la cruel desidia
de su vibrante aleteo
con espiral coqueteo
el propio garbo le ostenta;
y aunque cantar no le tienta
ni mucho, poco, ni nada,
posándose en la ensalada
un soso gemido inventa.

Si en algo han de parecerse
la mosca y quien les escribe
es en la envidia que exhibe
mi ser a la par del bicho;
pues siento como un gualicho
picando mi humano pecho
y (sin sacarle provecho)
yo celo al afortunado
que, cuando hubo almorzado,
le espera esposa en el lecho.

Porque no existe costumbre
que en gozo gane la apuesta:
¡Comer y dormir la siesta
es postre para la mente!
Y si por moño excelente
se ofrece una esposa y cama,
el hombre al amor proclama
su eterno agradecimiento
por tan preciado momento
que a su corazón inflama.

Sentado sigo en la mesa,
cigarra y mosca en compaña.
Empero todo lo empaña
un familiar que envenena
diciendo: "Primo, me apena
que en la bailanta esta noche
no tengas ropa ni coche,
(ni que decir de muchacha)
para dejar tu covacha
y permitirte un derroche."

Yo me lo quedo mirando
como diciéndole "¡vete!",
pero un "ajá..." se entremete
por mascarada respuesta.
Él, luego va y se recuesta
sobre una hamaca tendida,
dejándome con la hervida
sustancia roja en las venas,
entretenido en las penas
de mi celar sin medida.

Celar de esposa y almohada,
de joven carnosa y guapa,
de fémina y lluvia en chapa
repiqueteando un dialecto,
por cuyo sedante efecto
caigamos desparramados
y del ropaje librados
hallemos grandes delicias,
con un sinfín de caricias
ocultas en acolchados.

¡Saberla mía y tenerla,
si es eso lo que más quiero!
También al calor de enero,
saciados de charla y risa,
me iría con ella aprisa
a un cuarto oscuro y cerrado,
donde el amor solapado
entre visillo y persiana
convierta en regia peana
al tálamo allí plantado.

Y juntos y muy felices
acurrucando un abrazo,
(teniéndonos por reemplazo
del solitario reposo)
se caería en un foso
el somnoliento fraseo
debido al vil bisbiseo
  de alguna brisa imprevista,
que echando espora a la vista
  nos duerma frente al deseo.


martes, 27 de mayo de 2014

NAVICELLA- D. A. VASQUEZ RIVERO.




NAVICELLA


Los ojos del gondolero parecen trémulos y distantes
en la Venecia atrapante de enmascarados y barcarolas;
oscilan como la pértiga que dirige al amor flotante,
oscilan igual que un remo cuando enmaráñase en la forcola.

En cambio los del Barquero son como tajos de machetazo
que no le espejan el río del inframundo por el que bogan.
Un par de abismales pozos que quienes llegan a ver se ahogan,
dos patas de lobo negras que te desgarran en un zarpazo.

Los ojos del gondolero son de montaña unos azulejos
que se acurrucan y ocultan bajo el viril canotier de paja,
hundiéndose en el recuerdo de carnavales y de cortejos,
en tanto que una pareja de su alargado bajel se baja.

Del mismo modo que bajan (tarde o temprano) al funesto puerto,
al pestilente Aqueronte con una paga para su viaje:
El óbolo, cuya falta se considera el mayor ultraje
a vista del juez barquero que a errar cien años condena al muerto.

Los ojos del gondolero tienen la hondura propia en canales
que suelen salar las anchas escalinatas de los palacios.
¿Acaso cuando se pierde su azul mirada en tantos vitrales
o entre balcones reales se piensa dueño de aquel espacio?

¡Que piense si así lo quiere, de nada sirve, la sombra es sombra!
¿El hecho que se proyecte sobre las cosas la vuelve "dueña"?
El hombre es barro de dioses, humo y ceniza, ego que sueña
la ansiada inmortalidad hasta que el temible Carón lo nombra.

Los ojos del gondolero guardan la véneta niebla adentro
por miedo a que se entrelace con el suspiro de un vaporetti.
"Questa è una bella giornata per passeggiare."*- Piensa al encuentro
y muestra su rostro alegre cuando del buque arrojan confeti.

Paseo que no disfruta su desdichado colega en Hades.
¡Resúltale tan tedioso remar, flotar en olvido a tientas!
Murciélagos esqueléticos aletean sus osamentas
y en su volar selectivo le enseñan rutas y cavidades.

Los ojos del gondolero van reflejando su recorrido
sobre el regazo tendido de aquel Adriático desgarrado,
pasando por edificios que con el tiempo se han convertido
en un gigantesco friso, cumbre de todo el arte creado.

Y en ésto sí están de acuerdo tanto el humano como el espectro:
El arte es el instrumento mediante el cual se les dió la vida;
al gondolero los óleos de los pintores romanticidas
y al viejo Caronte el verso de los poetas con lira y plectro.





Questa è una bella giornata per passeggiare: "Este es un bello día para pasear."


lunes, 26 de mayo de 2014

OPHELIA- (SONETO ESPEJADO CON ESTRAMBOTE)- D. A. VASQUEZ RIVERO.




OPHELIA

- ¿Dónde han quedado, mi niña adorada,
tantos consejos?- Pregunta, Laertes.
- Con los nenúfares blandos e inertes
flotan y ocultan mi angustia enredada.

- ¡Seca tu espíritu y vuélvete un hada!
¿No es el amor vencedor de las muertes?
- Créeme, hermano, que cuando despiertes
campos Elíseos serán mi morada.

- Mira tu lívido vientre sagrado,
brótanle adelfa, cicuta y ricino.
¿Fue en tu demencia su jugo probado?

- Sé que he seguido un siniestro camino
desde que vi a nuestro padre enterrado
por la venganza de un torpe asesino.

- ¡Hamlet!¡Tendrás de Polonio el destino
cuando al hallarte, iracundo y cegado,
manche con sangre tu pecho ladino!

Has de encontrarte este rostro ovalado,
triste e impregnado en un llanto marino...
¡Júrote, pronto estarás a su lado!

- Tengo en el légamo mi honra licuada
y en tu fraterna mirada no adviertes;
esta, yo creo, es la peor de las suertes:
Dar por linaje una espuma estancada.

- ¡Poco me importa, mi nombre es la nada!
Cántame, Ofelia. Cantando conviertes
lágrima en pluma de un par de alas fuertes
con las que puedes flotar liberada.

(Pronto su diálogo muta en canciones
y ambos se alejan de aquel camposanto
juntos y en paz a las altas regiones.)





lunes, 19 de mayo de 2014

NATAL- (OVILLEJO)- D. A. VASQUEZ RIVERO.


NATAL

¿Del recién nacido el canto?
Su llanto.

¿La voz, no bien escuchada?
¡Ansiada!

¿Aguda? ¿Punza como arma?
¡Alarma!

Aunque su sueño desarma,
no importa cuanto taladre,
del hijo venera el padre
¡su llanto en ansiada alarma!


jueves, 15 de mayo de 2014

NIEVE- (OVILLEJO)- D. A. VASQUEZ RIVERO.


   NIEVE


- ¿Qué cae del cielo leve?
- La nieve.

- ¿Por qué la capucha, abuelo?
- ¡El pelo!

- ¡No es nada! Moja y resbala.
- ¡Encala!

- (Yo sé que cuando acicala
su fina greña a la moda,
murmura: "Mi edad es toda
la nieve que el pelo encala.")

miércoles, 14 de mayo de 2014

SOBERANO- (OVILLEJO)- D. A. VASQUEZ RIVERO.




SOBERANO


¿Quién halla el oro en el pico?
¡El rico!

¿Qué ve en la mina que drena?
¡Su cena!

¿Le sabe bien a la larga?
¡Amarga!

Empero el tiempo se encarga
de darle el oro al gusano.
Es éste cruel soberano;
¡y el rico, su cena amarga!

lunes, 12 de mayo de 2014

CLAUSTRO- D. A. VASQUEZ RIVERO.


CLAUSTRO


Detrás del vano mínimo agrietado por el tiempo,
pasando los losanges de oxidada celosía. 
Tan lejos e inmutable, tan afuera de este encierro,
está la vida.

Sobre el techo de escayola macerada por goteras,
al pasar el entramado de conductos y alfajías.
 Donde el sol dora las ramas, en los nidos de azotea,
está la vida.

Ya cruzando la pared atiborrada de almanaques,
donde hay ruido de palomas y de autos y bocinas,
donde cambian las veredas, los arbustos y graffitis,
está la vida.

Por debajo del cemento que congela mis pisadas;
más abajo, donde fluye el desaguar de alcantarilla.
 Donde hambrientas y anhelosas se retuercen las lombrices...
 ¡Está la vida!


NEBLINA- D. A. VASQUEZ RIVERO.


NEBLINA                                                


Neblina,                                                 
mientras el peso de mi huella camina,                         
invade el mundo cuando llego a la esquina                      
donde besara a la ardiente bailarina                           
(mi inolvidable novia.)                                     

Neblina:
Cenicienta mermelada matutina,
silencioso lago de humo-gelatina,
cobertor o espesa manta purpurina
vapor y densa escoria.

Neblina:
Hielo seco gris o blanco que domina
la difusa luminaria cristalina
de ese faro que en el óxido germina
paciencia velatoria.

Neblina:
Transparente aliento de hada trasandina,
de una sílfide atrevida que fulmina
toda mecha compasiva que ilumina
la oscuridad mortuoria.

Neblina...
lentamente toma forma la cortina
de silueta como gárgola canina.
(No le creo a este cerebro que alucina.
No es nada, sólo fobia.)

Neblina...
Un gruñido por detrás se me avecina,
y un aliento que recorreme la espina
resurgiendo de la sombra ya rechina.
(¡No es nada, pura fobia!)

¡Neblina!
Se retuerce en un gemido que acoquina
y se esconde y vuelve a mí, se arremolina.
¡Tiene hocico, lengua y ojos de asesina!
(¡Es real, no ilusoria!)                                       

¡Neblina!                                                 
¡Ahora veo que no engaña mi retina!                         
¡Es un sátiro de baba blanquecina!                          
¡Oh, Señor! ¡Protéjame tu cruz divina!                         
(¡No queda escapatoria!)                                  

¡Neblina!                                                
¡Neblina!                                                
¡Neblina!                                                

domingo, 11 de mayo de 2014

MANIFIESTO- (OVILLEJO)- D. A. VASQUEZ RIVERO

MANIFIESTO

¿Quién de la ciencia es bastardo?
¡Un bardo!

¿Causa que de ella le aparte?
¡El arte!

¿Cómo a su pluma defiende?
¡No vende!

Aunque la ciencia pretende
comprarle vida y misterio,
que quede claro el criterio:
¡Un bardo el arte no vende!

miércoles, 7 de mayo de 2014

VENUS- (CALIGRAMA)- D. A. VASQUEZ RIVERO.

VENUS


---Cárdeno
--pelo de algas,
--que en su caída
--humecta desde la
---cara hasta el cuello
--(albo nidal de voces.)
Llena las ramas-clavículas,--
     perchas a un cuerpo hecho----------
de luz, grama y perlas de rocío.------
Frágil prisión es tu pecho femenil. -------
Áurea- fontana cuyo amor líquido,---- -----
fluye--….-y desborda el alma ajena.---- --------           
Manos de agua clara. Esbelta cintura,------------
manojo de un centeno
dejado a la bendita--
 llovizna de ósculos,  
---que reviven su olvidada
--clorofila. Tu sexo es jade,
--gema virgen que esparce
---feromonas, provocando a
----picaflores que no pueden,
------o se resisten a libar de algo
----tan sublime y sagrado.
----Sé cuál es su temor,
-----el mismo tengo yo:
-------Que tus piernas
--------de enhiesto
---------faro blando
----------poco a
----------poco los
-------consuman
-------hasta que
------ya no les
------queden
-----fuerzas
----sino
----para
----caer a
--tus pies,
--suplicando
--entre risas,
--de indómito
---éxtasis, por
piedad.

viernes, 25 de abril de 2014

LUNAMANTE- D. A. VASQUEZ RIVERO.

LUNAMANTE 


Pareciera que en fases lunares
manifiéstase el joven romance.
No propone su historia un balance,
sino el pronto rotar de atavío.
Va buceando en el ponto bravío,
cuyo curso lo lleva a un hallazgo:
Que a la gula le sigue el hartazgo,
como sigue el rumor de tormenta
a ese rayo que cae y revienta
con el brillo fugaz del noviazgo. 

Se asemeja al sutil novilunio
cuando empieza a surgir lentamente.
De repente, un perfil en la mente
coloniza los sueños vulgares.
Y trepidan nerviosos pulgares
al ceder en la mano un poema,
o se vuelve el hablar un dilema
para quien tanta frase ha acuñado,
porque en cada mirada un puñado
de los miedos que laten se quema.

El comienzo del cuarto creciente
testimonia estrategias perfectas.
Sobrevuela un millar de indirectas
al asedio del bello baluarte.
Confesando el amor con un arte
de ilusión que a los magos supera,
entre halago y regalo se espera
de la amada reacción favorable.
Hasta el día del beso imborrable
con que ríndese el alma guerrera.

Llega luego la perla gibada
engarzada en el alto petróleo
(casi a punto de ser el linóleo
camafeo que al Rey legitima.)
Imitando sus pasos se anima
el amante a buscar la excelencia;
modifica su voz, su presencia,
su opinión y su andar y su trato.
¡Hay que verlo al león timorato,
camuflando pasión con decencia!

La áurea bula, mi audaz luna llena,
pendulando de negros papiros,
aparece inhalando suspiros.
¿Qué sucede? ¿De dónde le llegan?
Retozando, dos cuerpos segregan
perfumado sudor y embeleso.
El deseo dejó de estar tieso
y olvidando la amarga impostura,
incinera al recato en locura
el felino que hallábase preso.

Gargantilla en pulidos carbones
viste pronto, gibosa y menguante,
mi medalla de augusto semblante
en la pálida noche sin viento.
Sobre el foco de incendio violento
(por alivio carnal provocado,)
sube al cielo, cual vaho enrulado,
del novato la torpe creencia
que el amor en perpetua existencia
fluirá de aquél tórrido estado.

Dividida entre lástima y pena
por nocturno abanico bordado,
de Selene es el rostro nublado
frente aquel pensamiento tan frío.
Según ella, no existe amorío
que al nacer entre lenguas de fuego
formalice ante el clero su juego,
sin hallarse a la vuelta de esquina
condensado su vaho en rutina
y su insulsa libido en un ruego.

Ésta idea revélase en sueños,
como siempre, al voraz pretendiente.
Ya despierto, se ve diferente,
sale afuera a buscar su horizonte.
Luna vieja, nadando en el monte,
con un guiño nevado y discreto
por su bien, aconseja en secreto:
“El amor no se da, se construye.
Si no puedes amarla, pues... huye
y que el daño no sea completo.”

Es entonces que ahoga el impulso,
lo diluye en pelágico olvido.
Aplacado, tranquilo, dormido,
a la espera del próximo Junio;
cuando vuelva a tener novilunio
de la tierra el combado oriflama
y atizada reviva esa llama
que al romántico ciclo encendiera,
porque no hay en el cuerpo manera
de ocultar lo que el alma reclama.