domingo, 17 de mayo de 2015

ÉCFRASIS- D. A. VASQUEZ RIVERO.


ÉCFRASIS





¿Quién dice que no sienta, que no viva
mi lírica de corte fantasioso?
¿Quién osa desligarme del ocioso
esfuerzo con que rimo y me deleito?
¿Quién trae la cizaña? ¿Quién, el pleito
a ésta, mi enigmática morada,
en donde surge el arte de la nada
y donde ilimitada se percibe
la vida cuando ciertamente escribe
el alma que se encuentra aletargada?


¡Me siento obnubilado por los signos
trazados en azul caligrafía
mediante los que cierta geografía
interna finalmente se columbra!
Hoy soy capaz de ver en la penumbra
más íntima, recóndita y extraña
los hilos de esa enorme telaraña
que teje mi demiurgo subyacente,
sacándole (si acaso es conveniente)
provecho con artística artimaña.

¿Percibes el perfume de la tinta
en tanto su discurso se despliega?
Observa la manera con que riega
renglones cultivando pensamientos.
En ella se conjugan los momentos
vividos por antiguas inocencias,
mis mitos y leyendas, mis creencias,
mis miedos y presagios, mis manías
y un coro omnipotente de utopías
que rompen con atávicas falencias.

Diseño cuanto sueño, lo bosquejo
ciñendo mi versar a una estructura
que pese a su temida arquitectura
se muestra, con la pluma, bondadosa;
dejándola que baile su garbosa
maroma de ribetes y espirales,
que plasme sobre estrofas inmortales
las múltiples, anómalas visiones
del mundo (rico en bellas tentaciones,
historias y experiencias sensoriales).

Te invito a cobijarte en mi refugio.
Adéntrate, voraz nefelibato,
habré de estremecerte con relatos
rimados a la usanza novohispana:
Enclíticos pronombres, filigranas
y un tráfago de lícitas licencias
dispuestas a ofrecerle resistencia
a todo cuanto dañe el buen sentido.
¡Vayamos a los lares florecidos 
de raras, singulares ocurrencias!


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