martes, 25 de marzo de 2014

HEBE- D. A. VASQUEZ RIVERO.

HEBE

(La juventud está de nuestro lado,
pero al caer de Nix se habrá marchado;
escoltada por dos alas tenebrosas
nos dirá: "¡No volveré!", mientras la diosa
se la lleva en viaje de humo camuflado).

 Se posa el arrebol en tus mejillas,
la desnudez es tu mejor vestido.
En la flexible jaula de ese pecho,
el palpitar retumba colorido.

Herculeanas columnas son tus piernas.
El cabello, abundancia de gramilla.
Son de junco o tronco de palmera,
los huesos que te forman las costillas.

(La hermosa Hebe está de parte nuestra,
pero de Cronos es aliada siniestra.
Celebraron cierto pacto sempiterno
por el cual la carne medra a su gobierno
sin dejar de nuestro ser siquiera muestra).

Son látigos, minúsculos y arqueados,
las pestañas que te orlan la mirada.
Son caireles de diamante o de zafiro
tus lágrimas de alegre enamorada.

Son tus dedos diez pétalos de dalia,
que al sentarte tan pacífica entrelazas.
Y dos pétalos de la escarlata salvia
son tus labios rezumando su melaza.

(Por la puesta viene Geras, se aproxima
y aunque lento el paso no se desanima;
parsimonia repulsivamente injusta:
poco tiempo dura el cuerpo que nos gusta
porque cada arruga nueva lo lastima).

Mira el cromo que replica tu reflejo
y dedícate a admirar la contextura.
Acaricia la turgencia de tus senos,
presionándolos, comprueba su ternura. 

Mira el vientre, las caderas, el ombligo.
Mira el talle en tu cintura, los talones,
esos muslos, las rodillas, los tobillos.
Nunca olvides que del cielo son tus dones.

(Llegará el día en que mi beldad desista.)
- ¡Deja ya los pensamientos pesimistas!

¡Ojalá que las pulsiones de tu espina
y los glóbulos veloces de tu sangre,
te recuerden al vibrar que todavía
queda mucho hilo de vida en el estambre!


No hay comentarios:

Publicar un comentario